Sin saber si olía a muerto nuestro triste y asqueroso corazón.
Apestaba. Iba de un lado al otro del pasillo y escuchaba los llantos. Todavía más fuerte escuchaba los gritos. Notaba como retumbaban todas sus paredes. Sentía como el bombeo de sangre cada vez se aceleraba más. Creo que noté tan a flor de piel todo los sentimientos, que pensé en cambiar. Me dí cuenta que hasta el momento solo había escapado. No estoy echa para encadenarme a alguien; no estoy echa para atarme los grilletes y darle las llaves a otro, no estoy echa para nada de esto (y lo tengo comprobado), pero quizás estaba empezando a anhelar encontrar a alguien como yo, que le pasase lo mismo, sin ganas de tener marcas de ataduras en el cuerpo.
No buscaré, ya llegará (aunque los príncipes azules siempre destiñan...).
No buscaré, ya llegará (aunque los príncipes azules siempre destiñan...).
Di que sí, ¿buscar? ¿Para qué? Si acabará rendido a tus pies ;)
ResponEliminaEn esto somos iguales hermanita...